El primer día no trabajé porque se necesitaba
firmar documentos formales. El segundo día el trámite no había acabado. El
tercer día no podía entrar a obra porque no tenía el equipo de seguridad y el
encargado de entregármelo se había enfermado. Pero siempre habrá un mañana…
Entro a trabajar mi primer día (o sea, el
cuarto) como asistente del Jefe de Relevo, es decir, asistente del residente. Y
si no saben lo que es el residente, básicamente es la persona encargada de ver
que los trabajos se estén haciendo en la obra, ve que esté el material
necesario, administrar las tareas de los obreros… Creo que ahí está la idea
general. Es una buena manera de empezar. Excepto por el horario. De 7 a 7. AM o
PM, sólo importa para el turno en el que estés (día o noche). 7 días de trabajo
en el turno del día, 3 días de descanso, 7 días de trabajo en el turno de noche,
4 días de descanso. Repítase este periodo de 3 semanas hasta que se acabe la
obra y ya está. Sólo que si eres practicante la cosa no es así.
Yo tenía que asistir a dos Jefes de Relevo, ya
que cuando entré uno de ellos ya iba para sus días de descanso. Al idiota del
segundo se le ocurre que sería mejor idea (a 2 días de terminar mi relevo de
día) que sólo me quede con un jefe de relevo; yo le dije que así estaba bien;
él dijo que no. Solucionar este conflicto fue fácil… Quítenle sus días de
descanso de este relevo al practicante, que tenga un día para acostumbrarse al
nuevo horario y que mañana empiece con el relevo de la noche. Y que reinicie la
cuenta de los 7 días de nuevo. Así de sencillo.
Pero ahí no acaba la cosa. Existe el
Departamento de Calidad en Proacon, y éste se encarga de tener documentos de
(obviamente) calidad (es decir pruebas, ensayos, que todo esté en norma con los
reglamentos). También fueron encargados de una auditoría de la ISO, y para
dicha cosa pues se necesitan manos que trabajen mucho y mentes que piensen sólo
lo suficiente para hacer el trabajo. Aquí es donde entra el practicante. “Quieras
o no, Nacho”.
Y es la verdad. El practicante no tiene voz, y
aunque la tuviera, nadie le oiría. Y aunque lo oyeran, nadie le haría caso. Así
que no me pude quejar. Después de 4 días en el turno de noche me cambian a un
horario de oficina, sin días de descanso del relevo, y “como esta chingadera
urge” me hicieron trabajar sábado y domingo también.
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