martes, 11 de diciembre de 2012

La luz al final del túnel VI: Algún día mirarás para atrás y reirás...



Resulta que Proacon no iba (o va, quien sabe a estas alturas) obtener una buena utilidad de un proyecto tan grande. Así que prepararon una reclamación. Las reclamaciones son procesos por los cuales una empresa le exige a otra el pago de ciertos conceptos que no fueron contemplados en un inició o que no se respetaron durante el transcurso de la obra. Proacon pretendía reclamar sobre la cantidad de concreto utilizado, las fibras de acero para concreto, el aditivo acelerante, los sostenimientos de los túneles (o sea, los marcos metálicos que se usan a manera de soporte dentro de los túneles para que estos no colapsen). Y varias cosas más que ahora no recuerdo. A mí me tocó encargarme de la parte del concreto.

Cosa fácil. Nada más que juntar las remisiones de entrega de concreto, sacarles copia, ordenarlas por túnel, empresa y fecha e ir metiéndolas a carpetas. ¿Por qué éste que fue mi último trabajo fue la gota que derramó el vaso? Se los voy a poner en números. 6789 remisiones. Así es. Tenía que revisar esa cantidad de remisiones y hacer el proceso descrito arriba… una por una.

El tedio, el estrés, los regaños, la falta de descanso… todo se fue juntando y tomé la decisión de renunciar una vez acabada mi parte de la reclamación…

Hoy, a tan sólo unos días de tener vacaciones y que me dieran $10,000 sin trabajar, lunes, 10 de diciembre del 2012, acabé mi parte en la reclamación de Proacon y renuncié a mi primer empleo.

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